Publicado: Noviembre 11, 2025
La Dra. Astrid Wicht, neuróloga de la Clínica Anglo Americana, explica por qué actuar a tiempo es vital para evitar secuelas irreversibles.
Se estima que uno de cada cuatro adultos sufrirá un accidente cerebrovascular (ACV) a lo largo de su vida, según la American Stroke Association. En el Perú, el Ministerio de Salud advierte que esta emergencia médica es la segunda causa de muerte y una de las principales causas de discapacidad en adultos.
En los últimos años, los casos han mostrado un cambio preocupante. Estudios publicados en The Lancet Regional Health – Americas y la revista de la American Heart Association revelan un incremento de ACV en adultos jóvenes y mujeres, fenómeno asociado a factores como estrés, hipertensión, diabetes, obesidad y contaminación ambiental. Aunque la mortalidad general ha disminuido, el número de nuevos casos en estos grupos continúa en ascenso.
Un ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el cerebro se interrumpe, ya sea por la obstrucción o ruptura de una arteria. "Los tipos más comunes son el isquémico, que representa alrededor del 85% de los casos, y el hemorrágico, producto de la ruptura de un vaso sanguíneo", explica la Dra. Astrid Wicht, neuróloga de la Clínica Anglo Americana.
La especialista enfatiza que el tiempo es el factor más determinante. "Las primeras 4.5 horas tras el inicio de los síntomas son críticas, porque los tratamientos como la trombólisis o la trombectomía solo alcanzan su máxima eficacia dentro de ese periodo. El tiempo es cerebro: mientras más rápido se trata, mejores serán los resultados", detalla.
De no recibir atención médica oportuna, las consecuencias pueden ser graves. "El tejido cerebral sufre daños irreversibles, lo que puede causar discapacidad permanente y aumentar el riesgo de muerte. Cada minuto de retraso reduce las opciones terapéuticas y las probabilidades de recuperación neurológica", advierte la Dra. Wicht.
Los síntomas de alerta incluyen pérdida de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo, dificultad para hablar o comprender el lenguaje, pérdida súbita de visión, alteración del equilibrio y dolor de cabeza intenso y repentino. Reconocerlos y actuar de inmediato puede marcar la diferencia.
Entre los principales factores de riesgo destacan la hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, obesidad, sedentarismo y tabaquismo. La especialista señala que la prevención depende del control estricto de estas condiciones, junto con una dieta saludable, ejercicio regular y abandono del tabaco.
En el Perú, se están implementando unidades de ACV con certificación internacional, que cuentan con protocolos de atención rápida, disponibilidad inmediata de trombolíticos y acceso a trombectomía en centros especializados como la Clínica Anglo Americana. "Estas medidas han demostrado reducir los tiempos de atención y mejorar los resultados en los pacientes", destaca la Dra. Wicht.
Finalmente, la neuróloga subraya que la educación pública y la coordinación entre los servicios de emergencia son claves para salvar vidas. "El reconocimiento temprano de los síntomas, la activación inmediata del sistema de emergencias y la atención en unidades especializadas de ictus son los pasos que marcan la diferencia", concluye.
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