Publicado: Marzo 23, 2022

La insolación, también llamado golpe de calor, es un trastorno frecuente en verano cuando no se toman ciertas precauciones. Malestar, decaimiento, fatiga, debilidad, dolor de cabeza, vómitos y fiebre son algunos de sus síntomas. Esta afección se produce por la intolerancia al calor ocasionada por la exposición prolongada a ambientes excesivamente cálidos y soleados o a espacios cerrados y poco ventilados. La temperatura corporal alcanza los 40 grados o más.

Aunque los casos de insolación son comunes, pueden resultar especialmente peligrosos para niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas no controladas, según lo advierte el doctor Sandro Tucto, de la Clínica Ricardo Palma. El especialista explica que esta condición se origina por la elevación incontrolada de temperatura corporal debido a la alteración de los mecanismos termorreguladores del organismo.  

Este trastorno por calor también puede generar calambres musculares intermitentes en las extremidades y el abdomen, así como piel seca luego de sudar excesivamente, respiración acelerada y ruidosa, pulso irregular, convulsiones, daños a diversos órganos y en situaciones extremas la muerte. Por ello, es importante identificar los síntomas. 

Para evitar golpes de calor se recomienda: No tener exposición directa al sol entre las 10 de la mañana y 4 de la tarde; utilizar protector solar y sombreros; no permanecer en sitios cerrados como autos o buses; vestir ropa fresca, ligera y holgada de algodón; beber líquidos para prevenir la deshidratación; bañarse o refrescarse con frecuencia; y evitar actividades físicas en ambientes soleados y calurosos en las horas ya señaladas.

¿Cómo tratarlo?
En caso de presentarse un cuadro de insolación, tenga cuidado de no bajar la temperatura de forma violenta, una ducha fría puede ser muy perjudicial para su salud en esa condición. Coloque a la persona afectada en un lugar fresco y con una adecuada circulación de aire. Disminuya la calentura con paños húmedos en las ingles, axilas y frente.

Si hay quemaduras solares con eritema o enrojecimiento, prurito, ardor y sensación de quemazón de piel; es necesario acudir al especialista para que prescriba el tratamiento más adecuado. Si existe  dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia cardiaca, hipotensión arterial, compromiso nervioso, confusión o pérdida de conocimiento, se debe acudir de inmediato al centro de salud más cercano.